Pensé que era tarde y, en muchos aspectos peligroso, abrir la marcha. No había redoblado el paso cuando cruzó mi cuerpo un rayo de angustia e incertidumbre. Solo te arropaba el firmamento traslúcido de media noche, la cruda calma, la soledad de una madrugada naciente. Ni un alma, tu y el frio discutiendo de forma estéril... faltará comprobarlo. Pensé demasiado, y en mi torpeza decidiste regresar de tu tristeza y enfilarte con rumbo al desolado eje vial, apartándote de nosotros. Ví por un instante tu humanidad tambalearse tras el humo de cigarro, el asfalto solo besó tus suelas y te dejó ir unos pasos delante de dos observadores elocuentemente locos. Mis palabras se ahogaron de nuevo, y descubrí, actuando y sin hacer nada en lo absoluto, lo sencillo que es propiciar un felíz malentendido. Lamento si ahogé tu llanto, como si hubiera azotado tu ventana. Tengo una manera muy especial de expresarme...
No comments:
Post a Comment