Tuesday, June 1

Una tarde de humo...

Palpita rápido y fuerte, no para ni repara en sus causas, ni mucho menos en las desastrosas consecuencias que le esperan, y que retroalimenta instante a instante, con cada acción y cada actividad que lleva a cabo. La gran orbe de asfalto enloquece y se desquicia en sí misma. Autos van y autos vienen, la combustión no cesa así como el sol no cesa de brillar, aún cuando por las noches no puedas ver su resplandor. Puede que la contingencia ambiental sea non grata para mis ojos y garganta irritados, pero me presenta un manjar visual que reviste la irracionalidad del devenir metropolitano: un cielo azul-grisaceo pleno que difumina entre rayones rosados y lilas algunos borregos nimbus que flotan por encima de la dirección noroeste que la rosa de los vientos que dibujo con mis brazos que apuntan los cuatro puntos cardinales. En todo lo alto del puente peatonal, el viento sopla con fuerza y alborota mis cabellos mientras que el canino amigo de la localidad corre por su vida al cruzar la avenida presurosamente. Te busco en el firmamento del sur y creo haberte encontrado cuando miro hacia el norte, porque si estoy en el sur-oriente y miro hacia el norponiente ¿Hacia donde es que miro?. Me esfuerzo por que mis suspiros no envuelvan el rugir de la ciudad, mientras mi vista esquiva a toda costa el anuncio espectacular que me invita perversamente a comprar mil cosas que deseo y, mas sin en cambio, no necesito. Un bólido automovil frena de 100 a 0 y en menos de medio segundo mienta madres a diestra y siniestra, al tiempo que aquella mujer le da los brazos al pequeño, rechoncho y rosado bebé para sacarle de la carreola y así el abuelo pueda cargarle unos instantes antes de la partida. Volteo súbitamente, llamado por el soplo contaminado del aire y ahí está mi azotea. La puerta esta entreabierta y amenaza con azotarse estruendosamente, y pienso que tal vez he sido yo quien la ha dejado coqueteando con el cerrojo, temprano por la mañana. La bugambilia apenas asoma flores y me recuerda a las que gustan de colgarse de la negrura de la piedra volcánica, y de paso que sigo dudando que nuestras miradas no se hayan cruzado el día de hoy. No han pasado ni treinta segundos y dan vueltas y giros estrepitosos por mi mente las expectativas del destino futuro inmediato, ¿Es que el destino existe y que ya la historia estará escrita? ¿A quien se le ocurrío pensar que mis pensamientos y creaciones no son capaces de trascender mi existencia y la realidad misma, hasta penetrar, como hasta ahora, en la existencia y la deforme conciencia de mis congéneres?. Caigo en cuenta que las barreras que he erijido frente a mi no me permiten seguir andando este camino de terracería, y aún no me diseño los resortes que me impulsarán por encima de ellas, aunque estoy pensando ahora mismo que tal vez el camino que tengo que seguir implique cruzar los mares y traspasar los cielos. ¿Que será de mí si intento seguir a pie?, ¿A donde llegaré, o dejaré de llegar?.

No comprendo porque, a voluntad, busqué vivir este relato sin sentido, que ha sido algo como soñar despierto al saberme tan fragil en esta inmensidad que hasta el hecho de juntar los párpados y dormir implica una tremenda duda e incertidumbre que solo el cansancio es capaz de ahogar...

"Algo he de andar buscando en tí, algo que es mío y que tú no has de darme nunca"
- Jaime Sabines

1 comment:

  1. ¡Me encantan tus descripciones! La imagen de la puerta me parece muy original :) y la frase de Sabines es para morirse. Un abrazo. ;)

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